Paco, nos presta su oído y sus palabras de amor y perdón con el corazón entregado para que sus padres, pero, también todas las personas que están pensando en interrumpir el embarazo, le escuchen. Incluso está dispuesto a comunicar a otros niños que han sufrido una suerte parecida que, a través de este libro, su sufrimiento ha de menguar ya que, por fin, ha llegado el tiempo en que podrán alcanzar la meta de llegar hasta sus familias (si estas están dispuestas) y recibir con los brazos abiertos y sin rencor a quienes, un día, por diversos motivos no poco razonables, deciden dejarlos atrás antes de nacer y continuar el camino de sus vidas en la Tierra sin los que, después de todo, aún, son sus hijos. Las puertas de Cielo ya no son infranqueables y siguiendo los pasos lógicos como solicitar permiso mediante la llave del respeto y la buena educación, podemos pasar al otro lado, no solo quienes cuentan con seres queridos difuntos en esta parte del Universo, sino, quienes sean licitados para explorar el mundo en espíritu que, por cuestiones de cambio de era, cada vez esta más cerca de los habitantes de este planeta.
