Para quienes no conozcan al autor de este singular diccionario, puedo decirles que le domina una sádica afición: la de hacer sudar la gota gorda a quienes, por su apego al deporte, se han puesto alguna vez en sus manos. Por todo ello yo recomiendo que antes de adquirir un chándal se lea este diccionario, ya que al hacerlo se va a descubrir una nueva dimensión del deporte, por supuesto menos estrecha que la aportada por la exclusiva posesión de un cuerpo ?maravilloso? exento de una mente lúcida y rebosante de sentido del humor. Gracias Ricardo por esta divertida aportación al deporte. ¡Mens sana in corpore sano!
