La muerte me miró de frente y la vida fue vaciando mi corazón, por eso mis pasos me llevaron a este jardín donde Baudelaire me enseñó a oler las flores mientras Jim Morrison me cantaba al oído.
Esta web utiliza cookies propias y de terceros para mejorar nuestros servicios mediante el análisis de sus hábitos de navegación. Puede obtener más información aquí o cambiar la configuración.