La ignorancia que desconoce la realidad última, la vacuidad, es la raíz de todo el dolor. Es la convicción de que las cosas tienen una naturaleza autoexistente, cuando es al contrario: nada es agradable o desagradable por sí mismo. En dependencia de nuestro karma vemos y sentimos las cosas de un modo u otro.
Esta ignorancia es el combustible que da vida a la aversión, la atracción, la envidia, la ira, el resentimiento y demás. Para eliminar dicha ignorancia es necesario identificarla y aplicar su antídoto, lo cual es el objetivo de este libro. A un nivel práctico, comprender que nuestro yo es vacío ayuda a erradicar el apego y el odio, haciendo que nuestros actos dejen de estar impulsados por emociones aflictivas. Del Prefacio.