La práctica de la meditación zen es algo muy sencillo y profundo a la vez, pero no es un teatro. consiste en adquirir una postura correcta, conectar con una respiración-emocional justa. Esta combinación armónica de elementos tiene lugar a través de las orientaciones e indicaciones precisas dadas por un maestro y gracias a la práctica colectiva con otros seres humanos, mujeres y hombres, que siguen el impulso natural y universal de querer sentirse cada vez más y mejor. En definitiva, El viejo arte de darse cuenta es un cambio hacia la felicidad verdadera.