ESTRATEGIA DE ORATORIA PARA ABOGADOS

ESTRATEGIA DE ORATORIA PARA ABOGADOS. COMO HABLAR EFICAZMENTE EN EL PROCESO CIVIL, PENAL, LABORAL, ANTE EL TRIBUNAL DEL JURADO Y JUNTAS DE (Libro de papel)

Editorial:
COLEX. CONSTITUCION Y LEYES
Año de edición:
Materia
Ciencias Sociales / Derecho
ISBN:
978-84-8342-184-0
Páginas:
184
Encuadernación:
Otros
40,00 €
No disponible

El dominio de la oratoria, para aquellos que trabajan con la palabra, no sólo es conveniente, sino en ocasiones fundamental. De esto, el Autor de esta obra sabe, y mucho. En concreto, Julio García Ramírez ha sido, y es, profesor en diversos estudios de postgrado y de formación universitaria y cursos de especialización. Por sus enseñanzas han pasado altos ejecutivos de empresas multinacionales, políticos, abogados e incluso funcionarios del Estado que tienen encomendadas tareas relacionadas con el Derecho, y tan sólo últimamente, y digo últimamente, porqué esto viene sucediendo desde hace poco más de cinco años, licenciados en Derecho, que en sus estudios de práctica jurídica acceden a este tipo de estudios de oratoria, y casi ayer, simples estudiantes de Derecho, a través de las denominadas asignaturas de «libre configuración» en las Facultades de Derecho de las Universidades Privadas. Así, y como punto de partida, se debe indicar que el presente libro obedece a su experiencia personal.

Para algunos que gustamos de estudiar la historia, y más en concreto nuestro Constitucionalismo Histórico Español, nos vienen a la cabeza las protestas y manifestaciones de los alumnos de quinto curso de la licenciatura de Jurisprudencia (hoy Derecho), allá por el año 1836, reflejadas por Pesset en una de sus obras al respecto de la Universidad Española, cuando escribe: « ... Los alumnos de quinto curso de jurisprudencia organizan desórdenes en la clase de religión, porque la consideran inútil y protestan y no responden a la lista; desean sustituida por oratoria forense, y con el tiempo lo conseguirán ... ».





Una vez que ya he desgranado algunas ideas al respecto de la importancia de la oratoria, se debe explicar a los lectores porque se esta recomendando vivamente la lectura de este libro. El motivo es claro, no se trata de un manual de oratoria donde se busquen las raíces históricas de la misma. Se trata de un libro, casi intimista, donde el autor va explicando cómo debe ser utilizada la oratoria por parte del jurista, desde su experiencia profesional, y docente. No lo había indicado, pero el autor además de su vocación docente, presenta una experiencia forense como abogado que le hace ir directamente en esta obra a buscar la aplicación práctica de esta ciencia para el jurista. En concreto, se analiza la comunicación desde sus inicios, esto es, desde antes de usar la palabra, a partir de la llamada «comunicación no verbal», donde se destaca la importancia de la mirada, la postura corporal y la gesticulación. Y lo que es más importante, todo lo anterior se pone en relación directa no con las teorías existentes expresadas por muchos autores previamente, sino que se relaciona de forma directa con las determinadas situaciones que se le presentan al profesional del Derecho ante un Tribunal en los diferentes procedimientos judiciales, y ante una Junta de Comunidad de Propietarios. El libro continúa analizando el auditorio (esto es, quien va a escuchar al jurista), puesto que siempre se habla para que alguien nos escuche, y destaca el peor de los males endémicos que puede encontrarse el que habla, que no es otro que el aburrimiento de los que nos escuchan, así como también los posibles enfrentamientos con alguno de los miembros del auditorio.





La exposición que realiza el profesional del Derecho, debe estar, sin duda, fundamentada en su fondo desde un sólido trabajo que permita una buena exposición y estructuración de las ideas que se van a exponer, pero también en la forma. En este sentido, la obra nos da pautas para una buena comunicación de los contenidos sin necesidad de tener que memorizar lo que se va a decir, a través de lo que se denomina una «lectura expresiva». En ocasiones, el autor es atrevido -cosa que es muy oportuna y de agradecer-, sobre todo, cuando analiza los malos hábitos que presentan los profesionales del foro cuando desarrollan su trabajo, aportando ideas para superar esos «malos hábitos», o bien para felicitarse por no tenerlos. La oratoria del abogado se centra, como no, de forma principal en el «alegato». Sobre este punto, el Autor se ha detenido en el análisis de dos extremos realmente interesantes del mismo, qué se debe decir, y cómo debe ser dicho, y como novedad el autor aporta un esquema muy interesante para la estructuración del alegato conforme a su experiencia.

También resulta sugestiva la lectura de la parte del libro donde el autor también prevé algunas circunstancias que se le presentan al abogado en su trabajo, que por más que se haya preparado la causa no va a poder contar con ellas a «priori», sino que se encontrará con ellas de forma inesperada, resaltando para ello «la capacidad de reflejos», donde entre otros consejos para solucionar tales imprevistos, como no puede ser de otra forma, se aconseja la inmejorable preparación del asunto como mejor medio para solucionar tales imprevistos.

El subtítulo de este libro no es baladí, toda vez que la obra contiene una parte especial donde el autor aborda de manera muy novedosa e incluso, muy adecuada y original, el estudio de los elementos, además de la figura del abogado, que van a marcar su actuación, tales como las características del procedimiento, la personalidad del juez que va a juzgar, así como los propios abogados que se pueden encontrar durante la causa, y lo más relevante, se aporta una «guía» específica para los tipos de juicio más importantes a los que se va a enfrentar el abogado en su trabajo. Esa guía no es un formulario procesal -que ya existen muchísimos y algunos muy buenos técnicamente-, se trata de una guía de ayuda para que el abogado pueda ir preparando el proceso con una estructura que le facilita llegar a ser conciso, «no breve», en los diferentes estadios del procedimiento.

Hay una parte muy llamativa en la cual se contiene la perspectiva de los que van a opinar y en muchos casos, juzgar, la labor de los letrados. Me refiero a la opinión constatada a través de entrevistas de jueces y de miembros del Tribunal del Jurado. Aquí se ponen de manifiesto las principales tachas que se realizan sobre la actuación profesional del abogado, destacándose los comportamientos que no les gustan, pero también se destacan los quehaceres que son alabados para que quien los haga continúe, y quien no, piense en la posibilidad de hacerlo.

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