Ay, qué momento cuando un niño se pone furioso. ¡El planeta puede llegar a estallar!
Fernando amenaza con ponerse furioso cuando su madre le manda a la cama. Él quiere ver una película de vaqueros pero no le dejan. Dice: “me pondré furioso” Y la madre le dice: “ponte furioso”. Entonces comienza el desastre: truenos y relámpagos que destrozan la casa, un huracán que arranca los techos de las viviendas, una enorme ola que se convierte en un tifón y arrasa pueblos, un temblor que resquebraja la tierra y la rompe, un terremoto universal. Fernando flota por el universo junto a las estrellas y volando con todo lo que su furia ha destruido. Su cama está en Marte y, sentado sobre ella, solo, piensa y piensa... ¿qué es lo que me puso tan furioso? Y ni él mismo se puede acordar.
Un libro que reconforta a los pequeños en sus rabietas y les hace ver que no siempre están justificadas. Las ilustraciones de Kitamura son muy detallistas y el predominio del color azul resalta la idea de una tormenta llena de agua, de rayos y truenos, y de cosas volando por el cielo.
