Ser un hijo de Dios es aspirar siempre a la perfección, elevarse para beber las aguas puras de la divinidad. El Maestro lo explica de una manera tan sencilla y a la vez tan cautivadora que inflama el corazón y el alma en el deseo de subir a las cumbres de la perfección. Qué libro más maravilloso. Recomiendo a todos su lectura. Después de leerlo ya no serás el mismo.
Ser un hijo de Dios es aspirar siempre a la perfección, elevarse para beber las aguas puras de la divinidad. El Maestro lo explica de una manera tan sencilla y a la vez tan cautivadora que inflama el corazón y el alma en el deseo de subir a las cumbres de la perfección. Qué libro más maravilloso. Recomiendo a todos su lectura. Después de leerlo ya no serás el mismo.