En la década de los sesenta, en determinada comarca de los Vosgos (Francia), donde los barones de Gaillardain han ejercido su dominio desde siglos, en el pasado de forma despótica y sanguinaria, y después por otros medios más civilizados, se produce un espantoso suceso: dos niñas desaparecen en un bosque y sus cuerpos aparecen más tarde, descuartizados, en una grieta de un paraje solitario. Los habitantes de aquellos territorios hablan de misteriosas desapariciones de niños y chicas muy jóvenes que veinte años atrás, tenían lugar cada determinado tiempo. Y acusan de ellas a los Gaillardain, aristócratas dementes y depravados que desde tiempos inmemoriales practican ritos demoníacos, sacrificando en ellos a las criaturas desaparecidas en su delirante afán de alcanzar la inmortalidad. Courcelles, población con reminiscencias medievales y cercana al castillo-mansión de los Gaillardain, es el centro de la narración, y sus personajes principales que se enfrentaran a unos pavorosos crímenes que aterrorizan a toda Francia.