+DE QUE SE ALIMENTA EL HAMBRE?

+DE QUE SE ALIMENTA EL HAMBRE?. EL IMPACTO DE LOS PRECIOS DE LOS ALIMENTOS EN LA DESNUTRICION Y L (Libro de papel)

Editorial:
ICARIA
Año de edición:
Materia
Humanidades / Sociología
ISBN:
978-84-9888-120-2
Páginas:
208
Encuadernación:
Rústica
Colección:
ANTRAZYT
16,35 €
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Acción contra el hambre La crisis no ha terminado. Aunque los precios mundiales de los alimentos están disminuyendo, los precios locales han seguido aumentando o se han mantenido elevados en la mayoría de los países vulnerables, poniendo así a millones de personas en situación de riesgo. Mientras los hogares españoles se aprietan el cinturón, millones de familias africanas se aprietan el vientre. Si bien aún no podemos hablar de un claro incremento global de la desnutrición aguda, quienes dedican el 75% de sus ingresos a comprar alimentos sólo cuentan con salidas extremas ante este tipo de coyunturas: reducir el número de raciones de alimentos, endeudarse, vender sus enseres o emigrar. Esto acarreará más pronto que tarde consecuencias sobre el estado nutricional y la salud de millones de personas si no se actúa a tiempo. Se necesitan urgentemente recursos y voluntad para traducir la política mundial en respuestas eficaces que hagan frente a las necesidades de los más afectados y vulnerables. Samuel Hauenstein Swan dirige el Observatorio del Hambre, el departamento de Investigación e Incidencia Política de Acción contra el Hambre-Reino Unido. Sierd Hadley es consultor del Observatorio del Hambre y ha trabajado durante más de 16 años en países en desarrollo de Africa y Asia. Bernardette Cichon, Máster en Salud Pública y Nutrición por la London School Hygiene and Tropical Medicine y licenciada en Ciencias Nutricionales por la Universidad de Southhampton. Actualmente es consultora de Hunger Watch.

La crisis no ha terminado. Aunque los precios mundiales de los ali­mentos están disminuyendo, los precios locales han seguido au­men­tando o se han mantenido elevados en la mayoría de los países vulnerables, poniendo así a millones de personas en situación de riesgo. Mientras los hogares españoles se aprietan el cinturón, mi­llo­nes de familias africanas se aprietan el vientre. Si bien aún no po­demos hablar de un claro incremento global de la desnutrición aguda, quienes dedican el 75% de sus ingresos a comprar alimentos sólo cuentan con salidas extremas ante este tipo de coyunturas: reducir el número de raciones de alimentos, endeudarse, vender sus enseres o emigrar. Esto acarreará más pronto que tarde conse­cuencias sobre el estado nutricional y la salud de millones de personas si no se actúa a tiempo. Se necesitan urgentemente recursos y vo­luntad para traducir la política mundial en respuestas eficaces que hagan frente a las necesidades de los más afectados y vulnerables.