La empresa es una comunidad de personas que genera productos y servicios para satisfacer las necesidades reales de sus grupos de interés y de la sociedad. Esto implica situar a las personas en el centro de las decisiones estratégicas, considerándolas fines y no medios o recursos humanos que se gestionan para lograr reputación, poder y beneficio económico. En el marco de la globalización y la transformación social, económica, tecnológica y ecológica actual, el liderazgo que se precisa en las organizaciones requiere capacidad de maniobra en entornos inciertos y complejos. En este contexto, los responsables de la dirección de personas y de la gestión del talento han de tomar decisiones realistas y actuar de manera creativa, proactiva, flexible e innovadora, para generar bases sólidas de confianza entre todos los grupos de interés (stakeholders). El buen líder debe lograr dar sentido a las estrategias empresariales desde el compromiso con los propósitos personales y sociales, procurando el bien común y el desarrollo sostenible.