CRISTINA, LóPEZ CARO;MIGUEL ÁNGEL, PEñA CEREZO;VICENTE, RUIZ HERRáN
Diciembre de 2007. Luis Alba, director general de Sarkis Lagunketa, se encontraba reunido con sus socios en su despacho del edificio Deba de Vitoria-Gasteiz (País Vasco) para decidir cómo financiar la inversión necesaria para una posible construcción y promoción de 188 viviendas de protección oficial1 (en adelante VPO) en el barrio vitoriano de Salburua (BOTHA, 2004). El consejo de administración de la sociedad se encontraba ultimando una propuesta inmobiliaria que presentaría a Ensanche 21, sociedad municipal que decidiría en concurso público la oferta más atractiva (Ensanche 21, 2007). En un escenario con elevadas facilidades de financiación y unas tasas de morosidad en mínimos históricos, se alentaba el uso del apalancamiento financiero para llevar a cabo estas iniciativas promotoras. Sin embargo, algunos indicadores parecían sugerir que se podría estar gestando un cambio de ciclo crediticio y posible deterioro de la situación económica global. Si eso ocurriese y se produjese un cambio en las condiciones del mercado, la solvencia del proyecto podría peligrar. En este contexto, Luis Alba debía decidir cómo financiaría esta promoción, de manera que fuera viable para la empresa, rentable para los socios y que no implicara un excesivo riesgo financiero para Sarkis Lagunketa. ¿Qué propuesta de financiación debería elevar Luis al consejo en el caso de que Sarkis Lagunketa llevara a cabo la construcción de esta promoción de viviendas?
